Mariano Durand, sinónimo de Registro Automotor, lamentablemente ha pasado a pertenecer a la historia registral haciendo honor a su profesión de escribano; hijo de un respetado educador, deja su marca en la labor registral y una enseñanza de moderación para los que lo siguieron como discípulos de la modernidad que impulsó en la materia, llevando al RA a niveles de ejemplo para muchos países latinoamericanos.

Como amigo y consejero siempre llamó a la cordura y llevó paz para evitar conflictos inconducentes, mantuvo relaciones como hombre de consulta con países de Europa y América, siendo muy respetado por todos los que proveníamos del mundo automotor. Un amigo que siempre me acompañó en los momentos tristes con presencia y palabras, y en momentos de duda y temores trajo calma y serenidad.

Hoy lo extrañamos, pero dejó una escuela de vida y códigos que nos acompañará por siempre.

Quiero agradecer a la Asociación de Encargados de Registros la oportunidad de poder expresarme y un recuerdo para todos los encargados.