La pandemia deja entre sus estragos el fallecimiento del escribano Mariano Alberto Durand, quien fuera director nacional de los Registros Nacionales de la Propiedad del Automotor y Créditos Prendarios entre los años 1984 y 2000.
Ámbito Registral acompaña con este número homenaje a los que forman parte de esta actividad, a sus familiares, amigos y colaboradores. Las palabras de todos los que escriben en este homenaje, amigos, colaboradores, funcionarios, colegas encargados, expresan la dimensión que este hombre tiene para nuestra profesión que, independientemente de su existencia previa, se moldeó y se reconfiguró hacia el futuro a partir de su conducción que fue definiendo la registración del automotor, su funcionamiento y
el rol del registrador.
Cuando me toca exponer sobre temas de nuestra competencia en cursos o charlas, siempre aburro distinguiendo entre el Régimen Jurídico del Automotor y el sistema registral automotor. Claramente él es el creador de este último. Su visión marcaba a fuego a todo este micro mundo. Los que ya formaban parte de él, se iban convenciendo del modelo que diseñaba y los que se incorporaban tenían el acompañamiento y las herramientas que magistralmente componía como piezas de ese sistema.
Durante su gestión la AAERPA tuvo un rol esencial, era parte de ese conjunto, de ese sistema, que funcionaba articuladamente. Puede parecer paradójico que el gran crecimiento de nuestra institución se dio a partir de su salida de la Dirección Nacional. Nada es menos contradictorio que eso: Intentamos a lo largo de estos años mantener su legado. En cada rincón de la Argentina esta organización explica y visualiza el modelo de gestión privada de las oficinas registrales, defiende la atención profesionalizada como vehículo de eficiencia en la prestación del servicio, predica como nadie su modelo de ventanilla única, defiende el sistema de cooperación como herramienta técnica para el desarrollo de políticas públicas, va en busca de nuevas incumbencias porque ellas fortalecen el rol profesional que tiene esta actividad diseminada por cada pueblo y ciudad de nuestra patria. Estas ideas nos la marcó como un sello.
Algunas se fueron perdiendo en el camino y llegaron otras para quedarse: La inestabilidad en el ejercicio de la función, que a muchos colegas los dejó precarizados y varios de ellos fueron desplazados sin garantías de defensa. También se perdió su concepto de “error en el Registro lo paga el encargado y asunto terminado”, y pasamos a un esquema de sanciones administrativas, económicas y a veces penales. Fuimos perdiendo también el diseño de un modelo de Registro para cada tiempo, nos quedamos atrás en el avance del desarrollo tecnológico. Pero son todas cuestiones instrumentales que fácilmente se pueden enderezar con voluntad y trabajo, que confiamos tiene la actual conducción de la DNRPA.
A lo largo de estos años, salvo estos últimos de encierro, seguí visitándolo o encontrándome con él en las históricas reuniones de Fabiana o en los encuentros aaerpianos. De cada charla me llevaba una enseñanza, algunos retos y casi siempre nuevos caminos para explorar.
Su legado está impreso en todos nosotros.