El 12 de Junio de 1964, estando en funciones de Director Nacional del Automotor el Sr. Ernesto Raúl Viglino, se dispuso que desde el 1 de Julio de 1964 sería obligatoria la inscripción en el Registro de la Propiedad Automotor de todos los vehículos 0km que se guardasen, o cuyos propietarios residiesen en la Capital Federal. Comenzaba a implementarse así el Régimen Jurídico del Automotor regulado por el Decreto – LEY 6582/58. Con una memoria envidiable, el Dr. Horacio Cañavate -hoy Encargado Titular del Registro de Quilmes N° 4, ingresado a la DNRPA con 19 años en 1964- nos recuerda esos inicios y propone que se reconozca el 1º de Julio de 1964 como «Día del Registro».

Buenos Aires en 1960: sonaba Piazzolla, Canal 9 y Canal 13 inauguraban sus transmisiones y en las calles circulaban los característicos taxis SIAM DITELLA

¿Cuándo ingresó a trabajar en la Dirección Nacional?

Todo comenzó a fines del otoño de 1964, yo tenía 19 años, gobernaba el país Arturo Illia y Carlos Alconada Aramburu era el Ministro de Educación y Justicia. Muchos años después se dividiría en dos ministerios distintos. Recuerdo que siendo Secretario de Justicia Roberto Billinghurst, comenzó a aplicarse un demorado decreto de 1958, el famoso Decreto N° 6582. De esa manera nació la Dirección Nacional del Registro Nacional de la Propiedad del Automotor.

Horacio Cañavate y su hijo Julián que hoy lo acompaña como Encargado Suplente en su registro.

 

¿Recuerda dónde y cómo funcionaba?

La Dirección funcionaba en un oscuro entrepiso de la calle Rivadavia 1523. Estaba a cargo de Ernesto Raúl Viglino y contaba con tres Departamentos: El Central, cuyo jefe se apellidaba Sivori, célebre por su clavel en la solapa, el Departamento Interior a cargo del inefable y querido Marcelino Alegre y  el Departamento Capital, a cargo de Teófilo Meana.

Formaba parte del staff, el Subdirector Raúl Álvarez, de quien algún memorioso recordará su condición de hijo del Tte. General Donato Álvarez (sí, el de la calle).

 

¿Cada departamento tenía funciones específicas?

El Departamento Central a cargo de Murga se ocupaba del personal, Granata manejaba la contabilidad y el Dr. Soler armaba archivos y ficheros nacionales. Próximamente el Depto. Interior se dedicaría a coordinar, asesorar, asistir e inspeccionar a los Registros Seccionales que en el futuro se crearían. Finalmente, la niña bonita de la Dirección era el Departamento Capitalcuya función era atender a la inscripción inicial, transferencias y todos los trámites posteriores que se generaran alusivos únicamente a los automotores a radicarse en la Capital Federal,  fabricados y/o nacionalizados a partir del 15 de Junio del mencionado 1964.

 

¿Qué tipo de preparación tuvieron?¿Hubo capacitación previa?

La mayoría de los designados para cumplir funciones en el Departamento Capital, a la sazón primero y único Registro Seccional del país, asistimos durante casi dos meses a reuniones en las que estudiábamos el escaso material normativo existente, prácticamente resumido en el Decreto Ley 6582/58. La parte teórica se complementaba realizando simulacros de inscripciones iniciales, cronometrando los tiempos que insumían los distintos pasos que alguien se había ocupado de establecer para el proceso registral.

En abril de 1964, Horacio Cañavate fue nombrado Jefe de Oficina de la Dirección Nacional

¿Y cuándo comenzó a funcionar la Dirección Nacional?

Una de las primeras disposiciones dictadas, la DN Nº 37/64. determinó que la Dirección, a partir de su Departamento Capital, abriera sus puertas al público el 1º de Julio de 1964 fecha a la que humildemente propongo debería ser reconocida como el “Día del Registro”.

 

¿Qué recuerdos tiene de esa nueva experiencia?

Las sensaciones derivadas del desconocimiento empírico, la vorágine del público usuario conformado por gestores vastamente experimentados en el patentamiento de vehículos, concesionarios, apoderados de las fábricas, representantes de otros organismos del Estado y principalmente particulares, exigieron el doble esfuerzo del aprendizaje rápido y la resistencia a las presiones ejercidas por todos los que trataban de imponernos sus ideas y métodos de trabajo.

La aparición del Registro surgía, entre otras cosas, de la necesidad de poner coto a las maniobras delictivas que ensombrecían frecuentemente a la comercialización de automotores, y en consecuencia caracterizaría a la registración con un rasgo de estrictez que, inexorablemente, generaría la incomodidad de aquellos acostumbrados a la liviandad en la consecución de los trámites.

¿En qué consistía el trámite de registración de un automotor en ese momento?

La documentación básica exigida para la inscripción inicial se conformaba con la solicitud de inscripción denominada A122 y A122 BIS en caso de condominios. Como dato de color estos formularios, entregados gratuitamente como todos los demás, contenían un espacio para la impresión digital y otro para pegar una foto de 4×4 del o/los solicitantes, requisitos cuyo cumplimiento nunca fue exigido, aunque muchos los completaban igual.

Se debía presentar además el Certificado de fabricación o de aduana, el recibo de compra del Automotor y un Certificado de Domicilio.

Se agregaba un formulario con los datos del vehículo destinado a la Dirección Nacional de Vialidad y otro de distinto diseño para su envio a la Dirección Nacional de Estadísticas y Censos. Cuando el presentante no era titular se acompañaba de una Carta Poder. Como las Prendas en aquellos tiempos se inscribían en los Registros de Créditos Prendarios, debían presentar para la registración de los automotores junto a toda la documentación, un certificado de existencia o no de gravámenes prendarios.

¿Recuerda si el costo del trámite era accesible?

El arancel de Inscripción, que por todo concepto era de $3800 moneda nacional, lo percibía la caja Nacional de Ahorro Postal que por entonces tenía una ventanilla en la mesa de entradas del Registro a cargo del recordado Montuoli. Cabe aclarar que transcurrieron varios años antes que fuera aumentado a $4500.

 

¿Cómo era el procedimiento?

Intentando resumir, el procedimiento primigenio contaba de varios pasos:

1º Oficina de Identificación: Se identificaba al presentante recibiendo la documentación, entregándosele una tarjeta de resguardo (celeste) en la que constaba el detalle de aquella, otorgándose un Nº de orden en base al cual gestor o usuario debían concurrir días después para continuar con el trámite.

2º Oficina de Distribución y Estudio: Se realizaba el primer análisis de la documentación, se enviaba el certificado de fabricación o importación al Departamento Central mediante un listado manual llamado lista SID y se anotaba en libro de tapas duras apaisado denominado libro de control y por Nº de orden con constancias de los datos del Automotor y del titular.

Al regresar el informe del Dpto. Central se agregaba al legajo B, impreso con los distintos pasos Registrales que aún perduran en los primerísimos dominios obrantes en los archivos registrales, el triplicado del certificado de fabricación recibido de las terminales y con cuyo cruzamiento se avalaba la validez del original recibido de los presentantes.

3º Adjudicación de Dominios y entrega de Órdenes de Grabado: De no existir impedimentos se otorgaba el Nº de dominio, confeccionándose otra Tarjeta (Gris) llamada orden de grabado con la expresa mención del dominio asignado. Previamente se completaba el libro de control anotándose dicho numero y las fechas de envió y recepción de las listas SID.

4º Entrega orden de grabado: Los presentantes acudían nuevamente para retirar, presentando la tarjeta de resguardo, la orden de grabado para concurrir con el vehículo al Puesto de Verificación.

El primer Puesto de Verificación funcionó en el no muy amplio garaje del edificio con ingreso por la calle Paraná a metros de Rivadavia, continuando tiempo después en la famosa planta de Oro y Cerviño.

Al efectuarse la verificación, sin observaciones, se le grababa el número de dominio en el motor, pintándose el mismo en la carrocería del automotor. Como corolario de lo actuado por vía interna el verificador informaba al Registro, mediante Formulario Especial, la existencia o no de observaciones y, en su caso, el lugar del motor (en croquis impreso en el formulario) en el cual se procedió al grabado respectivo, devolviendo al usuario la tarjeta con grabado cumplido.

5º Dictámenes: Una última e integral revisación se realizaba en la oficina de dictámenes para habilitar, de ser procedente la confección manual de títulos y cédulas.

6º Confección de Títulos y Cedulas: Finalmente en una oficina a la que accedían solamente aquellos de impecable caligrafía (aunque con el tiempo se fue desvirtuando) se confeccionaban los Títulos del Automotor (los viejos y recordados libritos verdes) y las Cedulas de Identificación, previamente perforadas con el número de dominio.

7º Entrega de documentación: Por fin luego de un proceso casi kafkiano el usuario podía hacerse de su Título, su Cédula y de sus tan anheladas placas patentes con la mácula de la novedad simbolizada en la letra C a la que muchos agoreros pronosticaban corta duración.

¿ La numeración era correlativa?

 La cronología de las peticiones de inscripciones iniciales generaban correlatividad en los números de orden pero no necesariamente en la adjudicación de los dominios, dependiente de diversos factores relacionados con el cumplimiento de los pasos descriptos.

¿Cuál fue el primer auto registrado?

La famosa chapa C0000001 perteneció a un taxi marca Siam Ditella 1500 presentado en Canal 13 en el programa Sábados Circulares de Pipo Mancera.

La famosa chapa C0000001 perteneció a un taxi marca Siam Ditella 1500 el cual fue presentado en los estudios de canal 13 por el recordado Nicolás Pipo Mancera en sus sábados circulares.

Fue tomado en la oficina que entregaban las tarjetas de resguardo. Estaba la Jefa de la Mesa de entradas Adela Maderna y la primer documentación fue recibida por José Aonzo, Dora Gómez de Bolo y Consuelo Ferrer además de Gladys Insaurralde.

Después de tantos años, ¿qué reflexión le genera el recuerdo de esos tiempos?

No es necesario explicar la revolución jurídica que generó la aparición del efecto constitutivo de dominio a raíz de la registración de los automotores, pero es grato recordar pinceladas, anécdotas y experiencias surgidas de la génesis de la pequeña repartición convertida en el gigante que es hoy.

Sin duda el gran impulsor de la modernización de las Registros del automotor tal como los conocemos en la actualidad fue el Dr. Mariano Durand. Un registro moderno con la participación de los concesionarios con la Ley de Convenios que permitió que el registro contara con recursos propios y se pudiera tener más autonomía.

Tengo el orgullo de ser el único vinculado al sistema desde el año 1964 hasta la fecha, ya sea como empleado, luego inspector abriendo registros en todo el país y ahora como encargado. Y trabajar actualmente acompañado por mi hijo Julián que como Encargado Suplente seguirá mi legado enriqueciendo esta labor tan apreciada con los nuevos conocimientos que da la juventud.